“Y ahora, que el Señor nuestro Dios esté con nosotros como estuvo con nuestros antepasados. Que no nos abandone ni nos deje, sino que incline nuestro corazón hacia él para que en todo hagamos su voluntad”
1 Reyes 8:57
Salomón y el pueblo reconocían que necesitaban de Dios, el éxito de la
nación, el éxito de la familia y el éxito individual dependía de tener la
bendición de Dios.
Lastimosamente la historia fue distinta en muchas ocasiones, ellos decían
“que no nos abandone, ni nos deje” pero el pueblo de Israel en múltiples
ocasiones dio la espalda a Dios para ir detrás de otros dioses.
Lo mismo hacemos muchas veces nosotros, nos apartamos, le damos la
espalda al Señor. Debemos fortalecer nuestro corazón y hagamos esta
oración: “Señor, haz que mi corazón se incline hacia ti, para que pueda
hacer tu voluntad” Decidamos hoy no apartarnos, si permanecemos obtendremos la victoria, porque Dios se encargará de entregarla en nues-
tras manos.
Ojalá, nuestros descendientes digan, “que Dios esté conmigo como estuvo
con mi antepasado” y mencionen allí tu nombre, como una persona digna
de imitar.
Recuerda:
Si Dios está contigo, la victoria está asegurada.
Publicar un comentario