“Cuando el enemigo derrote a tu pueblo Israel por haber pecado
contra ti…”
1 Reyes 8:33-34
Definitivamente nuestras decisiones y actos tienen consecuencias... A veces andamos por la vida, pecando, pecando, a diestra y siniestra y no nos damos cuenta que el pecado trae consigo derrota.
Nadie quiere fracasar, nadie quiere ser avergonzado, pues entonces abramos
nuestros ojos y dispongamos nuestro corazón a cambiar el rumbo de nuestra vida, más adelante en el mismo verso dice: “Si luego éste se vuelve a ti y alaba tu nombre y en sus oraciones te suplican en este templo, escúchale tú desde el cielo, perdona su pecado, y hazlo volver al país que diste a sus antepasados” el arrepentimiento, puede cambiar nuestro destino... No dejemos que el pecado aparte de nosotros las bendiciones que Dios quiere darnos, no permitamos que la vida cerca del Señor se desvanezca como consecuencia a nuestra desobediencia.
No hablo de perfección, hablo de una actitud humilde y sedienta por ver al Todopoderoso obrando milagros y transformando nuestra humanidad.
Recuerda:
El arrepentimiento, puede cambiar tu eternidad. No olvides.
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