estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;
Filipenses 1:6
Cuanto nos cuesta esperar y más al tratarse de alguien que pensamos que nunca va a cambiar, nos cuesta creer que las personas pueden cambiar cuando Dios puede hacerlo.
Juzgamos por las fallas que tienen y decimos: «ya sabía yo que nunca vas a cambiar», queremos que de la noche a la mañana suceda y olvidamos que con nosotros tuvieron paciencia.
Nunca dudes de lo que Dios puede hacer en la vida de una persona, debes recordar que la paciencia es indispensable para ver lo bello de todo lo que nos rodea y lo que Dios está obrando aún en el momento más critico de la vida.
La verdadera paciencia no se logra a fuerza de voluntad, esta se produce por ser trabajados en el carácter por lo tanto es un resultado que sólo Dios puede lograr en la vida de una persona, en otras palabras, la verdadera paciencia proviene de Dios a través del fruto de su Espíritu.
Sin Dios gobernando nuestra vida, nunca alcanzaremos a ser verdaderamente pacientes.
Abre tu corazón a Dios y déjalo que haga su trabajo en ti y en otros, aprende que los momentos difíciles que prueben tu fe, producirá un fruto apacible y maravilloso llamado PACIENCIA.
Recuerda:
No desesperes, la obra que Dios comienza, El es fiel en terminarla y hacerla perfecta, pero requiere tiempo y espera sin perder la calma.
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