✿❦Devocional diciembre 31❦✿

sábado, 31 de diciembre de 2022

Agradezco enormemente tu esfuerzo, este es el último devocional de este año. Sé que hubieron días difíciles en donde buscar a Dios se hizo complicado, pero si has llegado hasta acá, es porque el deseo de ser un mejor adorador quema tu corazón. No te rindas. En este nuevo año, sigue teniendo momentos maravillosos junto a Dios.
Quizás te preguntarás ¿Qué viene, que debo hacer ahora con lo que he aprendido? Si tienes un corazón que desea adorarlo y estás dispuesto a salir de la comodidad para impactar y bendecir, entonces déjame decirte: ¡Tienes lo necesario! Lee conmigo lo que dice Mateo 15:32-39.
“Jesús llamó a sus discípulos, y les dijo: Siento compasión de esta gente, porque ya hace tres días que están aquí conmigo y no tienen nada que comer. No quiero mandarlos sin comer a sus casas, porque pueden desmayarse por el camino. Sus discípulos le dijeron:
—Pero ¿cómo podremos encontrar comida para tanta gente, en un lugar como éste, donde no vive nadie? Jesús les preguntó: — ¿Cuántos panes tienen ustedes? —Siete, y unos pocos pescaditos —contestaron ellos. Entonces mandó que la gente se sentara en el suelo, tomó en sus manos los siete panes y los pescados y, habiendo dado gracias a Dios, los partió y los dio a sus discípulos, y ellos los repartieron entre la gente. Todos comieron hasta quedar satisfechos, y aun llenaron siete canastas con los pedazos sobrantes. Los que comieron eran cuatro mil hombres, sin contar las mujeres y los niños. Después Jesús despidió a la gente, subió a la barca y se fue a la región de Magadán”.
En el verso 32 Jesús menciona una palabra que hemos malentendido, COMPASIÓN.

No, no es lástima. Compasión es “sufrir juntos, de tal manera que quieres aliviar, reducir o eliminar el sufrimiento
de otra persona” Si queremos ver milagros en nuestra vida, debemos tener COMPASIÓN, esto mata la indiferencia.
Muchas veces no podemos entender los planes de Dios porque queremos entenderlos desde nuestra perspectiva y
no desde la perspectiva de Él. No entenderemos la necesidad del mundo, la necesidad que tienen de Dios y el
papel que debemos cumplir hasta que no corra la COMPASIÓN por nuestras venas.
¿De qué me sirve la compasión si no tengo con qué suplir la necesidad? (verso 33) Jesús piensa, “alimentemos a todos”
Y los discípulos hacen la pregunta lógica del momento…
“Señor, estamos en el desierto ¿De dónde sacaremos tanto pan?” 
Jesús pudo hacerlo fácil y decir: “muchachos traigan todas las piedras que encuentren y que cada uno busque una piedra, voy a orar y listo” Pudimos tener en la Biblia el milagro “ Jesús alimentó a más de cuatro mil con  piedras
convertidas en pan” pero no fue así.
Puede que hoy frente a nosotros veamos tanta necesidad y nos hagamos la misma pregunta ¿Y yo qué puedo hacer?
¡No me alcanza! ¡No tengo los recursos! ¡No tengo la edad!
La necesidad es muchísima y yo solo ¿qué podré hacer?
En el verso 34, Jesús les pregunta ¿Cuántos panes tienen?
La pregunta para ti es ¿Qué tienes para ofrecer? Puede parecer poco o puede parecer nada. Los discípulos tenían
siete panes y unos pececillos tan insuficientes que ni siquiera tenemos una cifra, Jesús los tomó (verso 36) oró y
los repartió, todos comieron, quedaron saciados, sucedió el milagro con ¡siete panes!
¿Siete? Pueda que lo que tienes para ofrecer sigue siendo poco, pero es PERFECTO para que Dios lo utilice y haga
grandes cosas para glorificar su nombre. Jesús pudo decir:
“No se preocupen lo tengo todo solucionado” pero el preguntó ¿Qué tienen ustedes? Nosotros tenemos algo para dar, aunque parezca poco o insignificante es lo perfecto para un milagro.
¿Cómo vamos a transformar las sociedades? ¿Cómo vamos a impactar a nuestro país? ¿Cómo vamos a rescatar a todos los jóvenes y acercarlos a Dios? Siendo obedientes, viviendo la compasión y entregando lo “poco” que tenemos para ofrecer y dejar que Dios lo haga SUFICIENTE para bendecir la vida de los que hoy se encuentran hambrientos y necesitados de Él.
¿Eres un adorador? Entonces compartamos el pan. “Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás” Juan 6:35.
Tú, tienes lo necesario.

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