✿❦Devocional diciembre 30❦✿

viernes, 30 de diciembre de 2022

Estamos en el penúltimo día del año y a través de la siguiente lectura recordemos
lo que hicieron algunos de aquellos hombres y mujeres admirables y cuál fue su recompensa:
“Tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera; es estar con-
vencidos de la realidad de cosas que no vemos. Nuestros antepasados fueron
aprobados porque tuvieron fe. Por fe sabemos que Dios formó el mundo me-
diante su Palabra, de modo que lo que ahora vemos fue hecho de cosas que no
podían verse.

Por fe, Abel ofreció a Dios un sacrificio mejor que el que ofreció Caín, y por eso
Dios lo declaró justo y le aceptó sus ofrendas. Así que, aunque Abel está muerto, sigue hablando por medio de su fe.

Por su fe, Enoc fue llevado en vida para que no muriera, y ya no lo encontraron,
porque Dios se lo había llevado. Y la Escritura dice que, antes de ser llevado,
Enoc había agradado a Dios. Pero no es posible agradar a Dios sin tener fe,
porque para acercarse a Dios, uno tiene que creer que existe y que recompensa
a los que lo buscan.

Por fe Noé, cuando Dios le advirtió que habían de pasar cosas que todavía no
podían verse, obedeció y construyó la barca para salvar a su familia. Y por esa
misma fe, Noé fue heredero de la justicia que se obtiene por la fe.

Por fe, Abraham, cuando Dios lo llamó, obedeció y salió para ir al lugar que él
le iba a dar como herencia. Salió de su tierra sin saber a dónde iba, y por la fe
que tenía, vivió como extranjero en la tierra que Dios le había prometido. Vivió
en tiendas de campaña, lo mismo que Isaac y Jacob, que también recibieron esa
promesa. Porque Abraham esperaba aquella ciudad que tiene bases firmes, de la cual Dios es arquitecto y constructor.
Por fe también, aunque Sara no podía tener hijos y Abraham era demasiado
viejo, éste recibió fuerzas para ser padre, porque creyó que Dios cumpliría sin
falta su promesa. Así que Abraham, aunque ya próximo al fin de sus días, llegó a tener descendientes tan numerosos como las estrellas del cielo y como la arena de la orilla del mar, que no se puede contar.
Todas esas personas murieron sin haber recibido las cosas que Dios había pro-
metido; pero como tenían fe, las vieron de lejos, y las saludaron reconociéndo-
se a sí mismos como extranjeros de paso por este mundo. Y los que dicen tal
cosa, claramente dan a entender que todavía andan en busca de una patria. Si
hubieran estado pensando en la tierra de donde salieron, bien podrían haber
regresado allá; pero ellos deseaban una patria mejor, es decir, la patria celes-
tial. Por ello, Dios no se avergüenza de ser llamado el Dios de ellos, pues les
tiene preparada una ciudad”.
Hebreos 11:1-16 DHH
Se viene un nuevo año ¿estás listo para agradar a Dios con tu fe? En tus metas
y planes para el próximo año no olvides la obediencia y la fidelidad al Señor.

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