El afán de la vida, el cansancio, el trabajo, los problemas, tener abundantemente, o tener recursos limitados, eso entre muchas otras cosas pueden hacer que nos sintamos tan cómodos y relajados o en el peor de los casos con mucha aflicción. Y nos ocupamos tanto en ellos que dejamos a Dios fuera de nuestra vida, lejos de los lugares importantes.
Muchas veces las bendiciones se convierten en el pretexto perfecto para apartarnos de nuestro Señor. No olvides, tú eres un adorador, vive para
adorarlo... Que nunca desconozcas quien es tu Dios y que el te ha llamado para ser de bendición y luz.
Recuerda:
Nunca olvides que TODAS las bendiciones que recibes, vienen de Dios.
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