Génesis 37:2
En ocasiones haciendo mención de nuestra edad justificamos lo siguiente: nuestras acciones, el carácter, la forma de pensar, la irresponsabilidad, el exceso de energía, la falta de entusiasmo, el desánimo, estar lejos de Dios, la salud y la seriedad, etc.
Muchos dicen: “es que soy demasiado joven” y los adultos dicen: “eso era en mis tiempos, ya estoy demasiado viejo”.
Debemos entender que para Dios no hay edad, Él bendijo y dio promesa a Abraham cuando tenía cien años y ahora nos da un dato más, José tenía diecisiete años cuando descubrió que cuidar las ovejas de su padre y ser el más pequeño en casa, no era una limitante para que Dios pudiera bendecirlo y darle promesa. No nos justifiquemos con la edad, Dios puede y quiere usarnos. Empecemos a soñar, no importa si tenemos ocho o cien años, Dios ya nos escogió desde que estábamos en el vientre, adoremos creyendo que Él puede usarnos hoy.
Recuerda:
Dios puede usarte sin importar la edad que tengas, solo debes tener un corazón que lo anhele.
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