“Así que le dijeron a Moisés: háblanos tú, y obedeceremos; pero que no nos hable Dios, no sea que muramos” Éxodo 20:19
Sin duda a todos nosotros nos encantaría escuchar la voz de Dios, ha-
blándonos directamente ¿Verdad que sería espectacular?, ¿Cómo fue capaz
el pueblo?, ¿Cómo pudo hacer esa petición? En realidad lo que Israel hizo tiene un gran sentido de reverencia y de temor. Ellos sabían quién era su Dios, conocían de su gran poder... Aceptaban que podían caer fulminados por la gloria y poder del Señor.
De alguna manera, hoy hemos perdido la reverencia y el temor a Dios, Él es
nuestro Padre, nuestro amigo, pero por sobre todas las cosas nunca olvi-
demos que es NUESTRO DIOS. Nosotros somos sus siervos, hemos sido
llamados para honrarlo y adorarlo con nuestra vida. Es momento de que
adoremos siendo sabios y humildes dando a Dios el lugar que le corresponde, Él es ¡Señor sobre todo y todos!
Recuerda:
Dios merece la reverencia, el respeto y la adoración de toda su creación, es tu amigo, tu Padre, pero nunca olvides… ¡Es tu Dios!
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