“…Lo que escuché en mi país acerca de tus hechos y de tu sabiduría, es verdad”
1 Reyes 10:6
Salomón, un hombre que recibió sabiduría de una manera increíble y especial, su fama se expandió rápidamente por el reino y los pueblos vecinos; además la riqueza no se hizo esperar y el reconocimiento de otros pueblos fue inmediato, algo admirable ¿No? Salomón tenía todo con lo que cualquiera de nosotros puede soñar. A pesar de la grandeza, hay algo que Salomón nunca pudo conseguir y es: “un corazón conforme a Dios” al igual que su padre David. Seamos claros, las riquezas, la fama y la sabiduría no lo son todo en la vida... Podemos considerarlas necesarias, pero podemos vivir sin ellas.
Pero hay algo que no podemos dejar de buscar, de lo contrario estaremos muertos en vida: ¡AGRADAR AL SEÑOR! Ojalá lo primero en nuestro corazón sea hacerlo famoso a Él y esperar que nos bendiga conforme a su deseo y conforme a nuestra conducta y fidelidad. Hagamos fama en el corazón de Dios, como personas obedientes, humildes y dispuestas.
Recuerda:
Nada te hará sentir más satisfecho que hacer famoso el nombre de Dios.
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