“... Y sintieron respeto por él, porque vieron que Dios le había dado sabiduría para administrar justicia”
1 Reyes 3:28
Esa es tan solo la segunda parte del texto, ahora leámoslo completo: “Todo Israel se enteró de la sentencia con que el rey había resuelto el pleito, y sintieron respeto por él, porque vieron que Dios le había dado sabiduría para administrar justicia”.
El respeto no se merece, se gana. Muchas veces queremos imponer que las personas nos admiren y respeten por la posición que ocupamos, por el nombre y apellido que tenemos.
Ya hemos hablado acerca de las importantes decisiones que Salomón tomó, él pidió un corazón atento, puso en primer lugar los intereses de Dios y el Señor lo recompensó con mucho más de lo que pidió. El favor de Dios estaba con Salomón y eso se demostró a la hora de tomar decisiones sabias y trascendentales. Por todo el país notaron que Dios estaba con el joven.
¿Quieres el respeto de los demás? La mejor forma de ganar el respeto de las
personas, es ganándote primero el respeto y la confianza de Dios. En ocasiones, lo único que nos interesa es la fama y el reconocimiento y no necesariamente glorificar a nuestro Padre. Nuestra actitud, decisiones, enfoque y el lugar donde colocamos el Reino de Dios, es sumamente importante para demostrar al Señor cuanto lo amamos, y que tanto deseamos honrarlo.
Recuerda:
El respeto no se merece, se gana.
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