"Con el misericordioso te mostrarás misericordioso, y recto para con el hombre íntegro. Limpio te mostrarás para con el limpio, y rígido serás para con el perverso."
2 Samuel 22:26-27
Este pasaje nos recuerda que Dios responde a nuestro carácter y a la condición de nuestro corazón. Si nos comportamos con misericordia y pureza, Él nos trata con la misma bondad. Nuestra integridad y limpieza de corazón atraen la gracia de Dios. Sin embargo, si optamos por caminos torcidos o malvados, enfrentamos Su justicia con firmeza.
Este principio nos enseña que nuestras decisiones diarias y la manera en que tratamos a los demás determinan nuestra relación con Dios. Él, en su perfección, no cambia, pero Su trato hacia nosotros refleja lo que hay en nuestro corazón. Si buscamos vivir con misericordia, rectitud y pureza, encontraremos en Dios un Padre que nos guía con compasión.
Recuerda:
Dios siempre se mostrará a ti de acuerdo a la pureza y rectitud con la que elijas vivir.
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