"Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder."
Mateo 5:14
Jesús nos llama a ser la luz del mundo. Esto significa que nuestras acciones, palabras y actitudes deben reflejar el amor de Dios y su verdad. Al igual que una ciudad en lo alto de una montaña, nuestra vida no debe esconderse, sino brillar para que otros puedan ver la esperanza y la gracia que provienen de Dios. Somos un ejemplo vivo de su bondad, y nuestra misión es iluminar aquellos lugares donde la oscuridad del pecado y la desesperanza intentan prevalecer.
Recuerda:
Tu vida es un faro que guía a otros hacia Dios. ¡Brilla siempre!
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