Nehemías 8:10b
Debo confesar, estoy infinitamente agradecido con Dios ¿Por qué? Porque en mi adolescencia tuve momentos muy difíciles, pensé que no podría superarlo. Recuerdo las noches en que lloraba mientras intentaba dormir, mis padres se separaron cuando tenía 10 años, crecí con grandes problemas de autoestima hasta que conocí al Señor a la edad de 14 años, mi vida dio un giro. Claro, no fue perfecta, pero encontré la razón de vivir, la razón por la cual estoy acá.
En la etapa más importante de mi vida no conté con mi padre terrenal y mi madre
debía dedicar mucho tiempo a trabajar para sacarnos adelante, fue allí donde me encontré con el mejor Padre de todos, DIOS. Cambió mi tristeza en alegría y se
volvió mi refugio.
¿Por qué te cuento esta parte de mi vida? Porque posiblemente hoy te encuentres
en una situación parecida o igual de difícil y la tristeza se hizo presente una vez
más… es un buen tiempo para que corramos delante de Dios y hagamos de Él nuestro refugio, dejemos que su amor nos abrace y entonces su alegría llenará
nuestra vida, podemos ser como niños en los brazos de Papá, Él está listo para
cambiar nuestra tristeza en felicidad.
Recuerda:
En medio de tu dificultad, en medio de la tristeza corre a Dios, Él está esperando por ti.
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