“Estando allí, decía (Abraham) que Sara su esposa, era su hermana. Entonces Abimelec, el rey de Gerar, mandó a traer a Sara para hacerla su mujer”.
Génesis 20:2
¿Qué lección podemos aprender de este pasaje? Abraham no estaba min-
tiendo del todo, porque Sara si era su media hermana, pero también era su
esposa; prefirió obviar este gran dato, por miedo a que lo mataran; él tenía
una “razón” que “justificaba” esa mentirilla blanca.
Tienes que saber que no honramos a Dios cuando mentimos, aunque sean
mentiras “blancas o piadosas”, las medias verdades, son media mentira y
todos sabemos quién es el padre de la mentira, eso es del mundo de las
tinieblas. Claramente podemos entender que eso no va con Dios; ¿Queremos honrar a Dios? No dejemos que de nuestra boca salgan palabras de mentira, hoy es un día maravilloso, creado por Dios; dejemos que nuestra boca hable verdad, que fluyan palabras inspiradas por aquel que es el camino, la verdad y la vida. Adoremos a Dios hablando cosas que lo glorifiquen.
Recuerda:
Dios desea que tu boca hable verdad y palabras que bendigan a los que te escuchan.
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