“Pero Mefi-boset se inclinó y dijo: ¿Por qué se fija Su Majestad en este siervo
suyo, si soy como un perro muerto?”
2 Samuel 9:8
La acción de David es increíble, pero llama mucho la atención Mefi-boset, él era parte del linaje de Saúl y Jonatán; por alguna razón había quedado en el abandono y nunca reclamó algún derecho o herencia real, se sentía tan poca cosa, aún cuando el mismo rey David le dice: “comerás en mi mesa”, Mefi-boset responde:
“Soy como un perro muerto”.
Cuan a menudo nos sentimos así delante de Dios; fallamos, nos equivocamos, los errores nos señalan y nos hunden entre dudas de si somos adecuados para volver a entrar delante del Rey. No importa cuales hayan sido nuestros errores, esos pecados que consideramos imperdonables de los que hemos dicho: ¿Cómo iremos delante de Dios después de haber fallado de esa manera? Mefi-boset no se consideraba digno de tal misericordia, pero el rey ordenó que se le devolviera todo lo que antes perteneció a su familia, le dio un lugar en la mesa del Rey, el verso 11 nos cuenta: “Mefi-boset comía siempre a la mesa de David, como uno de los hijos del Rey”.
Dios quiere darnos el lugar que nos pertenece, Él no nos ve como una decepción, no somos algo sin valor... Jesús vino como muestra que Dios nos valora y nos ama tanto; es momento de volver al Rey y comer en la mesa como hijos.
Recuerda:
No importa lo que haya pasado... El Rey, hoy te manda a llamar.
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