“Tú, Señor, eres mi protector, mi lugar de refugio, mi libertador”
2 Samuel 22:2
Cuando vienen las dificultades a nuestra vida, rápidamente dudamos en que Dios esté con nosotros. Y es que en realidad es mucho más fácil declarar nuestra fe, nuestra confianza y amor, cuando todo está bien.
Cuando vienen las bendiciones, levantamos las manos con libertad y decimos “Gracias Dios por cumplir tu plan”; pero cuando vienen las luchas nuestro discurso cambia y decimos: “Señor ¿Por qué me abandonas?” Debemos comprender que para los que confiamos en Dios, la bendición y la prueba son parte del propósito del Señor.
En ambas situaciones lo que Papá busca es glorificarse en nuestra vida. Confiemos en Él cuando haya bendición, pero cuando la dificultad se aproxime no demos marcha atrás, AFERRÉMONOS mucho más a su mano.
El escritor no renegaba por los momentos difíciles Él decía: ¡Tú, Señor, eres mi protector, mi lugar de refugio, mi libertador! Confiemos en Él, no estamos solos.
Recuerda:
En la bendición alaba, en la prueba y dificultad alaba a Dios… un adorador exalta a Dios en todo momento.
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